2ª Respuesta

45.

SEGUNDA RESPUESTA.

SEGUNDO ENUNCIADO.

 

1570.  SEGUNDO ENUNCIADO.

1571.  Al establecer causalismos, hacemos que la nada se manifieste, porque el error del que se parte, es la manifestación del todo.

1572.  Son doce las posibles dimensiones causales que acepta lo manifestado,  doce posibles organizaciones que van del elemental, a la sustancia más compleja del universo.

1573.  Son doce las dimensiones, y diez y ocho las líneas temporales (secuencias posibles del numero metafísico, que explicarán el crecimiento y la forma).

 

1574.  La nada implica el concepto de movimiento absoluto, que será lo mismo que negar el movimiento, porque previamente se ha prescindido del espacio y del tiempo.

1575.  Por causa  entiendo la nada, la forma que se contiene así misma y es por lo tanto la negación de la forma. La forma que se contiene a si misma es un concepto de movimiento y no puede ser entendido, como entendemos las cosas de este mundo es decir en estática.

 

1576.  La conciencia y la mente admiten criterios de forma, pero es que cualquier parámetro que podamos imaginar como pensamiento admite forma.

1577.  Solo podemos pensar en lo que admite forma, por lo tanto solo podremos ir de las formas a sus opuestos y nunca de la manera contraria.

 

1578.  Será esta negación lo que haga posible que su opuesto cree forma, será la nada lo que da origen a todo lo existente, o sea a nuestro proceso de pensamiento en un campo previamente definido como propio. Este es el origen de la conciencia, que admite un criterio de forma, como ocurre con la mente, que es donde dibujamos las cosas.

 

1579.  Esencia y existencia son conceptos que no tienen dialéctica con la causa de si, y mucho menos entre si.

 

1580.  Si hablamos de la causa de si, no podemos establecer dialéctica con la nada y lo derivado. Al margen de que la causa de si sea una trampa.

1581.  La causa de si, tampoco  acepta dialéctica con  la nada y lo derivado, la causa  es LO QUE NO PUEDE SER NOMBRADO, porque si se nombra es efecto de la causa y no la causa en si.

1582.  La causa de si no puede ser nombrada porque entonces aceptaría forma y por lo tanto sería materia.

1583.  Pero es que además si nos referimos a la Causa con mayúscula como el origen de todo lo que existe y por lo tanto hacemos referencia al dios de los cristianos, estamos dentro de darle contenido a una creencia que no es más que lo contrario, dios. El Dios con mayúscula, es al revés porque es la resultante de todo lo que nos sucede, ocurre y acontece y no al contrario.

 

1584.  Sucede lo mismo con la edad del mundo, no podemos decir que el mundo tenga estos u otros días, sino todo lo contrario, el mundo está ahí, en la totalidad y lo que tenemos que aceptar es que se trata de descontar y no de contar.

 

1585.  Claro está, si se niega como se hace en la cristiana, que el mundo existía antes de su cristo, y toda la cristología derivada en calendarios es  lo que tenemos para matizar el tiempo, ocurre lo que hemos contado, que se suma un día al anterior, para concluir en no se sabe que disparate de fecha.

1586.  Se propone como manera lo contrario, es decir se sabe la edad del mundo, se saben los días transcurridos y entonces se deduce simplemente en la fecha que nos movemos, pero del todo a la nada, y no viceversa, porque si  no lo hacemos así, tendremos que admitir que cuando todo esté manifestado será el final de la existencia, siendo lógicamente lo contrario, lo que a mi me permite tener una operativa.

 

1587.  Es gracioso esto de estar en el mundo, esto de estar en un proceso imaginario  donde además hay que hacer no se que cosas complicadísimas, para justificar la nada, la imaginación mas absoluta de todo lo que entendemos como acto.

 

1588.  A mi solo me mantiene en este mundo, EL ALPARCERIO, se lo digo a todos los potenciales suicidas, solo el alparcerío de esperar a ver qué pasa mañana, me mantiene en pie dentro de esta payasada interminable, en la que han convertido la química a 36 grados, nuestro metabolismo. Solo el alparcerío de saber en qué payasada final me veré inmerso, para aceptar la muerte en sus distintas versiones.